22 oct 2015

Recuerdos de mi vida. Santiago Ramón y Cajal

Dentro de la colección de Clásicos de la ciencia y la tecnología, dirigida por el científico y divulgador José Manuel Sánchez Ron, la editorial Crítica ha publicado Recuerdos de mi vida de Santiago Ramón y Cajal, con seguridad el científico español más importante hasta ahora. Entre las numerosas aportaciones de Cajal a la ciencia se suele destacar el descubrimiento de la estructura neural del sistema nervioso, por lo que obtuvo el Premio Nobel de Medicina o Fisiología en 1906, compartido con Camillo Golgi.

Su autobiografía no había sido editada completa desde el año 1923. Está dividida en dos partes, la primera con el título de Mi infancia y juventud y una segunda, más técnica, Historia de mi labor científica. Además, incluye una interesantísima introducción del profesor de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid, Juan Fernández Santarén, especialista en Cajal y un documento poco conocido como es el Post scriptum que Cajal añadió a la segunda edición del discurso que pronunció al entrar a formar parte de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en 1897. El libro se encuentra también disponible en la página web del Centro Virtual Cervantes (CVC).

En el libro, Cajal se muestra como muy buen escritor. Realiza una admirable descripción de los esfuerzos de un español que pudo haber sido un ciudadano medio, incluso un joven conflictivo, en un país atrasado y con pocas ambiciones y muchas pasiones ("A la ruina nos ha llevado, más que las ideas que nos faltan, los sentimientos e ilusiones que nos sobran"), pero que gracias a su tesón llegó a destacar en base a sus cuatro cualidades, reseñadas con buen tino por Santarén en la introducción del libro: voluntad, patriotismo, genialidad y ética.

En relación a su empeño profesional, como recuerda Santarén, él lo describió en otro de sus libros (Reglas y consejos sobre investigación científica, que también está en la web del CVC): "Más que escasez de medios, lo que hay es miseria de voluntad. El entusiasmo y la perseverancia hacen milagros. Desde el punto de vista del éxito, lo costoso, lo que pide tiempo, brío y paciencia, no son los instrumentos sino desarrollar y madurar una aptitud".

Nada le fue ajeno, desde la ciencia a la política, por lo que se trata de una lectura amena, incluida su estancia en Cuba, durante la cual se quejó de la falta de ética de los allí destacados "entregados al saqueo del Estado". Eso sí mucho más amena la primera parte porque la segunda es demasiado científica y, tengo que decirlo, excesivamente presuntuosa. Y no lo digo yo solo, él también lo reconoce en parte cuando confiesa que "Conforme he avanzado en la narración, mi autobiografía se ha despersonalizado. El trabajo regular y el espíritu de aventuras son cosas incompatibles. De cada vez más pobre en episodios amenos, mi vida ha sido gradualmente absorbida por mi obra. La abeja ha sido olvidada durante la elaboración de panal".

Entre las muchas cosas que se podrían comentar me gustaría destacar aquí un párrafo del Post scriptum en el que habla sobre psicología positiva, ya en aquellos años (1904)!:

Cuando se conozcan minuciosamente las condiciones fisicoquímicas de la memoria, del sentimiento, del raciocinio y sean analizados y determinados los resortes ocultos que favorecen o contrarían la variación, atrofia y perfeccionamiento de las expansiones neuronales y de sus neurofibrillas interiores; cuando no sea inescrutable arcano la bioquímica de la herencia, de la adaptación y del ejercicio; cuando el futuro ingeniero neuronal (que así se llamará dentro de algunos miles de año) deduzca del examen de un discurso, de un cuadro, de una invención industrial o científica, las células que entraron en vibración, el camino recorrido por la asociación mental, las coordinaciones motrices y hasta el número y cualidad de las percepciones arribadas a la conciencia del autor y que formaron la materia prima de la creación artística o científica... entonces, el hombre será verdaderamente rey de la creación, porque habrá alcanzado el triunfo más glorioso y trascendental de la vida: la conquista de su propio cerebro.

Asimismo, no me resisto a incluir un párrafo del prólogo a la segunda edición como ejemplo de las reflexiones de una persona que se va haciendo mayor, es largo pero merece la pena:

Faltaría a la sinceridad que debo a mis lectores si no confesara que, además de las razones expuestas, me han impulsado también a componer este librito móviles egoístas. Cuando el hombre ha entrado en el último cuarto de la vida y siente ese molesto rechinar de piezas desgastadas por el uso y aun por el abuso; cuando los sentidos pierden aquella admirable precisión y congruencia que tuvieron en la edad juvenil, convirtiéndose en averiados instrumentos de física... gusta saborear el recuerdo de los tiempos plácidos y luminosos de la juventud; de aquella dichosa edad en que la máquina, pulida y rozagante como recién salida de la fábrica, podía funcionar a todo vapor, derrochando entusiasmo y energías, al parecer inagotables. ¡Época feliz en que la naturaleza se nos ofrecía cual brillante espectáculo cuajado de bellezas, en que la ciencia se nos aparecía como espléndida antorcha capaz de disipar todos los enigmas del Cosmos, y la filosofía como el verbo infalible de la tradición y de la experiencia, destinado a mostrarnos, para consuelo y tranquilidad de la existencia, los gloriosos títulos de nuestra prosapia y la grandeza de nuestro destino!

Nada más, disfrutad de su lectura y si no hay mucho interés en la biología, histología, etc., paciencia con la segunda parte.

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