11 sept 2015

Del revés

Este verano he ido al cine, lo que últimamente es noticia, y fue para ver la última película de Pixar, Del revés (en inglés Inside Out). Por su temática y por la importante publicidad con la que se ha anunciado (incluida su presentación tan mediática en el Festival de Cannes) tenía muchas ganas de verla. El resultado no ha sido todo lo bueno que esperaba. Para resumirlo, yo creo que a los niños no les llega el mensaje que se quiere transmitir y a los mayores nos queda bastante corto.

Efectivamente, me parece que la película no logra cumplir plenamente sus pretensiones, a pesar de lo que se está diciendo tanto en la campaña publicitaria (lógicamente!) como en las numerosas críticas que hablan de que estamos ante una obra maestra. No deja de ser una propuesta arriesgada y original pero, para mí, fallida. No obstante, recomiendo verla, sin duda.

Este comentario lo incluyo en este blog porque Pete Docter, el escritor y director de Del revés y de la maravillosa UP!, se centra en algunas de las emociones que habitan en el cerebro de Riley, la niña protagonista de once años que está viviendo el final de la niñez, con personajes de apariencia humana. Un tema muy adecuado, creo, para lo que aquí suele aparecer.

El director ha buscado el asesoramiento de psicólogos y neurólogos para tratar de plasmar en una pantalla de cine el funcionamiento de un sistema tan complejo como es el cerebro humano. Y ese es el problema, que explicar semejante complejidad, que en gran parte es todavía desconocida entre los mejores científicos e investigadores, no es tarea fácil. Es una apuesta arriesgada y en eso hay que alegrarse de que se haya llevado adelante pero como digo, no creo que los niños hayan entendido mucho porque las metáforas resultan complicadas y difíciles de seguir por su densidad conceptual y narrativa.

Es probable que en la mente de los niños quede algo después de ver la película pero yo hubiera hecho más hincapié en otros recursos pedagógicos sobre lo que significa nuestra mente y cómo está estructurada. Hubiera evitado tantos episodios inverosímiles y hazañas imposibles de realizar, cierto que muy típicos de los dibujos animados, pero que distraen y restan mucha fuerza a lo que se intenta explicar.

Nada más nacer, en el cerebro de Riley van apareciendo, por este orden, las emociones que los autores han seleccionado como más representativas (de las 27 que manejaron en un principio): Alegría, Tristeza, Miedo, Asco e Ira. Cada una está identificada con un color. Entre ellas controlan el comportamiento de la niña casi sin que ella sea consciente y, aparentemente, sin que pueda tener control sobre ellas.

Los recuerdos se representan con esferas multicolores, en consonancia con el color de cada una de las emociones, por ejemplo los recuerdos tristes son azules que es el color del personaje Tristeza. Por la noche los recuerdos se van almacenando en el departamento de la memoria a largo plazo (buena idea y que se entiende bien). Por su parte, cada vivencia importante en la vida de Riley, denominada en la película como "recuerdo esencial", va configurando su personalidad y activando distintos aspectos de esa personalidad, en forma de "islas de la personalidad", que hacen que Riley sea Riley: familia, amistad, imaginación, subconsciente, sinceridad... incluso una sobre las payasadas.

Entre medias aparecen conceptos muy acertados como: el "tren del pensamiento" (pero no queda muy claro su funcionamiento salvo que no anda cuando Riley está dormida), el "amigo imaginario" (una especie de elefante/delfín pero del que se podría haber sacado más partido), el "vertedero de los recuerdos" (de donde nada vuelve, o casi), el "subconsciente" (donde se envían a los peores miedos de Riley como el brócoli, las escaleras del sótano, la aspiradora de la abuela, el payaso de las fiestas...) y el genial "callejón del pensamiento abstracto" (un poco abstracto para ser entendido por un niño). Pero no contemos más del argumento.

Hay que reconocerlo, la película tiene cosas positivas. Lo primero es el alarde técnico y la calidad de la animación, gracias a las posibilidades actuales de la tecnología, que por momentos hace que te sientas inmerso en una película de aventuras. Por otro lado, me parece buena elección que sea la Alegría la que controla la consola del Cuartel General y la primera que aparece en la niña. También muy acertado que otros protagonistas de la película tengan sus propias emociones, no sólo sus padres sino otros personajes e incluso los gatos y perros. Asimismo, muy pedagógico que se instale una nueva consola de control para sobrellevar la pubertad, con nuevas islas, nuevas palabrotas... son los 12 años.

Pero, para concluir, como ya he dicho, la película a los mayores se nos queda light, siendo positivo y reconociendo el esfuerzo, y los niños creo que no llegarán a asimilar la mayor parte del mensaje. Baste solo algún ejemplo. Cuando están en el callejón del pensamiento abstracto, que es cierto que resulta muy gracioso y original, explicar a un niño en unos segundos que están pasando por cuatro fases (fragmentación no objetiva, deconstrucción, bidimensionalidad y no figuratividad) me parece un poco denso, ¿cuántos lo habrán entendido? O, me pregunto, ¿entiende un niño lo que es que el sueño entra en fase REM, sin añadir más?

Pero id a verla y, sobre todo, llevad a los niños que algo quedará.


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